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Picu Urriellu, vía Cepeda

        Si un día cualquiera, quizás viajando desde un coche, buscas con la mirada todas las
paredes de roca, y -cuando pones tus ojos sobre ellas- comienzas de inmediato a diseñar
las posibles vías de escalada, entonces, no intentes engañarte, ya estas atrapado, y, en
mayor o menor medida, eres un escalador.De manera que, cuando ves La Cepeda,
comprendes que es necesario subirla.
 
        Sin duda, se trata de una de las vías míticas a la cumbre más legendaria del alpinismo español, que, no por asequible, deja de ser una de las más espectaculares.
 
        Nuestro proyecto surgió ya en el descenso, justo después de haber hecho cumbre por Los Martínez, y –como siempre – acabamos de darle forma tras unas cervezas; está empíricamente comprobado que es ahí donde surgen los más ambiciosos y mejores planes.
 
        Desde el principio nuestra idea fue ir a dormir cerca del pie de la vía, con la tienda, para estar a primera hora en ella y no depender del paso de otras cordadas.

       Así, en el puente del 12 de octubre y haciendo caso omiso a las previsiones de nieve y viento, nos pusimos en marcha.
 
        Elegimos, para la aproximación, un itinerario menos frecuentado, de modo que, después de llegar a Sotres, fuimos en coche hasta la Vega del Toro (o de Sotres), a la que podéis llegar sin ningún problema en un turismo normal, allí está autorizado aparcar (o al menos que se sepa no multan).
 
        Desde aquí comienza la Canal del Fresnedal, una larga ascensión, la misma que se usa para ascender a Peña Castil, que desemboca en una zona llana, con un sendero evidente con tendencia hacia la izquierda que nos conducirá a la parte superior del Jou del Carnizoso. A lo largo de esta canal encontrareis, al menos, dos fuentes, una casi al principio, y la otra ya prácticamente en el collado, donde es buena idea coger toda el agua posible ya que –de aquí en adelante- no vais a volver a encontrar.
 
        El jou del Carnizoso se nos antojó un jardín en medio del mar de roca, tiene un pequeño prado que invita a plantar la tienda, y, además, al estar en buena parte sombrío todo el tiempo, siempre encontrareis nieve, que puede venir bien para cocinar o derretir. Si acampáis aquí estaréis protegidos de los recurrentes vientos que suelen darse por allí. Fue, sin duda, una buena idea.

Desde allí, te separan unos 100 metros, de desnivel hasta la base la La Cepeda, que se hacen, al principio, por un sendero, el mismo por el que se llega al jou, y, que va a unirse con el que viene del refugio por la Celada. La vista desde este sendero, a esta distancia de la cara este, es perfecta, es buena ocasión para parar, comentarla, y deleitarse, mientras la recorres una y otra vez con la mirada. Un cuarto de hora más tarde estas tocando la pared con la mano, con esa mezcla de ansiedad y prudencia que te da al contemplar de cerca la verticalidad del Picu.
 
        No pretende esta crónica, ser un compendio de datos de dificultad, grados, pasos singulares etc., para eso ya hay muchas y muy buenas reseñas en la red. No obstante indicaros que se trata de una vía que ya empieza a ser larga, más o menos 240 metros de desnivel y que te exige tener un grado de 6a, para afrontarla. Además, en mi humildísima opinión, la graduación que se pone en Picos es menor a la de otras partes.
 
        Esto se puede comprobar desde el principio, ya que el primer largo está clasificado como poco más que una trepada y, sin embargo, -y esto vuelve a ser una opinión mía - ya empieza a tener su dificultad.

        La mayoría (que no todas) de las reuniones son cómodas, con espacio, y te ayudan para poder poner en orden de nuevo toda la maraña de cuerdas y hierros, antes del inicio del nuevo largo.
 
        Nosotros lo hicimos en una cordada de tres, con un sacrificadísimo Oscar que abrió cada uno de los largos, mientras Pablo y yo ascendimos en paralelo, uno por cada cuerda, de esta manera progresamos sin sobresaltos, de hecho, creímos que era una buena manera ya que entre los dos preparábamos con más velocidad las cuerdas en las reuniones, antes de que Oscar se lanzara a abrir el nuevo tramo y así pudiera, de esta manera, descansar un poco.
 
        Los dos tramos anteriores al último se pueden unir en uno, harán falta cuerdas de 60 metros y va muy, pero que muy justita, aun así pensamos que es la manera más rápida de hacerlo, cuidado en los últimos metros de este tramo ya que no se encuentran muchos sitios donde meter un cacharro para asegurarse, el que vaya de primero.

        El último largo, siendo de los más cortos, es el más que más dificultad presenta, a mí, que subo a duras penas un 6a en deportiva, me resultó complicado, son solo dos pasos, así que –si has llegado hasta aquí- los superarás.
 
        La salida de este largo se hace por el conocido agujero, que, hay veces, que parece el túnel del tiempo, ya que no solo cambia el paisaje, sino que, en ocasiones, también puede cambiar la meteorología de forma radical, en nuestro caso en forma de vendaval. Desde ahí a la cima se trata una trepada para hacerla ya sin los gatos, seguro que lo agradecerán tus pies.
 
        El descenso se hace rapelando por la misma que la normal de los Martínez.
 
        En definitiva: La Cepeda es una vía preciosa, con el grado justo para disfrutarla, y que -como decía al principio - emulando a Mummery, es necesario subirla.
 
                                                                                                                                                                                                                        - J U L I Á N -