Barre
des Écrins (4.102 m)
Una
vez tomada la decisión rapelamos el escalón de roca (30 m.) y con
la espinita de habernos quedado tan cerca, nos dimos media vuelta,
bajando rápido por la nieve que estaba ya bastante blanda, para
salir de allí cuanto antes. Bajando, tomamos un camino menos directo
pero más rápido, (una “ese” más marcada en mitad de la pared)
para evitar grietas pero a cambio bajar con menos pendiente y de
forma más rápida. Al subir, auparse a lo alto del labio superior
de las grietas puede ser complicado –sobre todo dependiendo del año
y del estado del glaciar-, pero al bajar siempre es más fácil “dar
el salto” hacia delante. Al final, el crujir de la montaña durante
todo el día, no predijo ninguna avalancha ni caída de hielo, pero
no nos arrepentimos de la retirada a tiempo… por si acaso.
Volvimos
a vivaquear en la tienda con la esperanza de un amanecer soleado,
pero el mal tiempo se cumplió para el día siguiente, las nubes
escondían la montaña y a mitad de la bajada, cuando ya
abandonábamos el glaciar, la lluvia nos empezó a empapar, no dando
tregua en todo el día.
Pero
igual de contentos, aprovechamos un par de días más –medio
lluviosos- para escalar en el valle, hacer una ferrata, y conocer los rincones y sendas
por las que perderse. Y coincidiendo que hubo que celebrar el 4-0 de
España a Italia, tampoco se nos dio mal el tomar cervezas en la
Braserie Alphand, con nuestro amigo Daní. Y es que hay tiempo para
todo, y como dicen por aquí la verdadera cumbre está en el bar.
El
calor que sufrimos fue importante, la temperatura subió rápidamente
por encima de cero, alcanzando los 12 ºC, lo que hizo muy fatigosa
la subida y rápidamente nos dimos cuenta que la no aclimatación,
aun encontrándonos a menos de 4.000 m, nos pasaba factura en la
lentitud con la que ascendíamos. Las horas pasaban, el calor
aumentaba, y no es precisamente un buen sitio donde pasar el rato,
semejante pared de nieve y seracs, donde eran visibles avalanchas
recientes.
Y
lo intentamos hasta el final, llegamos a la rimaya junto al collado
que separa La Barre del Dome de Neige, donde se encuentra el pilar de
roca por el que ascender hasta la arista cimera. Pasar la rimaya no
estaba muy fácil, aseguramos con cuerda, así como la primera parte
de subida al escalón rocoso, zona bastante vertical. Una vez en la
arista, ya eran más de las 12:00 cuando aún quedaba ida y vuelta a
cumbre, y bajar por toda la ruta de vuelta. Decidimos que sería
peligroso continuar, ya que aun estando tan cerca, los últimos 150
m. de desnivel se hacen por terreno mixto complicado en la arista y
esto nos iba a llevar aún un buen rato, y no veíamos clara la
bajada entre las grietas con el día tan avanzado.

Fue un intento rápido, directo… pero infructuoso. Esta es la crónica de
una no-cumbre.
Pero no
conseguirlo no quiere decir que no disfrutáramos como enanos,
descubriendo además un valle y una zona de montaña espectacular, el
parque nacional de los Écrins, Vallouise, Ailefroide…


Fue
nuestra primera incursión en este macizo alpino (2012), y al realizarlo
a finales de junio, nos quedamos sumamente sorprendidos por la poca
masificación de la zona. El valle mostraba cierto carácter auténtico,
no tan explotado en lo turístico. Aunque haya mil opciones para
disfrutar: btt, descenso, ferratas, canoas, escalada, parapente… está
lejos de la “industrialización turística” que podemos encontrar en
Chamonix o Zermatt. Sin ser un lugar salvaje (de esto ya no hay en
Europa) ofrece un ambiente más natural, quizás por la propia protección
que ofrece la figura de Parque Nacional. En otra ocasión visitándolo en Agosto, para hacer la Travesía del Pelvoux, pudimos ver la diferencia con una mayor concentración de turistas en la zona.




Para
acceder a La Barre remontamos todo el glaciar Blanc, sobre una
espectacular masa helada alimentada por los hielos de la propia
montaña que se yergue fabulosa en el fondo del valle. Empezamos
ascendiendo sobre la morrena en principio, y posteriormente
remontando los contrafuertes de roca. Así pasamos junto al primer
refugio del valle (refugio del Glaciar Blanc), continuando hasta
remontar al gran plató helado por el que avanzamos sin problemas (en
principio sin grietas importantes se remonta en su longitud por su
margen derecha según subimos). Una vez que ya hemos enfilado el
valle con La Barre al fondo, el acceso al Refugio de Écrins se
realiza remontando la roca a la derecha unos 120 m. sobre el fondo del valle,
paseo que nos ahorramos ya que nosotros subimos con la tienda y en
las rocas existentes entre el refugio y el glaciar es posible
encontrar pequeños vivacs donde pernoctar.

Doble clik en las fotos para aumentar
Con
la previsión de mal tiempo previsto en tan solo 2 días, no tuvimos
otra opción que la de intentar subir directos a cumbre al día
siguiente, sin aclimatación ninguna, algo que pretendíamos hacer en
los picos cercanos. Es decir plantamos la tienda a mitad de tarde,
hicimos merienda cena y a dormir porque en pocas horas nos poníamos
en marcha para llegar a la parte final del glaciar y remontar la
imponente pared de la Barre, surcada de seracs colgantes que se
imponen sobre nosotros amenazantes.
La
ruta es muy bonita, trazando un zigzag en toda la pared para esquivar
las mayores grietas, que se sobrepasan no sin esfuerzo, asegurando en
la nieve, y en ocasiones (dependiendo de la temporada) complicadas de
remontar por su tamaño y por la constante “erosión” de las
cordadas que cada vez hacen más grande la distancia a salvar entre
el labio superior e inferior de las mismas. Además la inclinación
es bastante fuerte y continua en toda la ruta.








Para
quedarse en la zona, hemos probado ambos campings, el camping de
Ailefroide, donde puedes acampar en medio bosque, es como muy
natural, sin apenas caminos, ni parcelas, ni nada. Está muy bien si
os gusta estar tirados a vuestro aire. El pago no es mucho, pero sin
servicio alguno (sólo un par de baños y duchas) puede resultar
incluso caro. Eso sí, tienes ceca la zona principal de escalada en
el valle, en granito y con vías de todo tipo. El de Vallouise
(camping Indigo), está muy bien con piscina y todo, más "lujoso",
tiene unas tiendas-bungalow muy completas y la zona de aterrizaje de
parapentes justo al lado, como podéis ver en la foto.

